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De lo creativo en el arte contemporáneo

Mucho se ha hablado y escrito desde que el arte visual comenzó a abandonar el academicismo formal del arte figurativo, y sembrar las bases de todo ese conjunto de conceptos, imágenes, conductas que a la larga constituyen lo que llamamos “arte Moderno”.
Según el enfoque con que se aborde, podríamos destacar algunos artistas claves en la evolución  de este proceso. Picasso por ejemplo, irrumpió en los salones parisinos a comienzos del siglo XX, con su visionaria propuesta en la que terminaba con los conceptos figurativos  que habían predominado en la pintura de casi todos los tiempos, para imponer un nuevo arte, que dejaba en claro la bidimensionalidad de la pintura y el dibujo y resistiéndose a imitar la naturaleza tridimensional en una superficie plana, destrozando la perspectiva y los argumentos clásicos para dar un giro sin precedentes en lo que respecta a la percepción de la pintura.
Claro está que Picasso no comenzó desde cero el camino de tan innovadora creación. Cezanne fue su precursor. Junto con algunos otros pintores neo impresionistas, habían pavimentado el camino no solo del cubismo de Picasso, sino que de varias corrientes que marcaron finalmente los destinos del arte del siglo XX.
Y bueno, sabiendo que estos procesos históricos, como otros en diferentes áreas, no se conciben solos, sería de extrema injusticia no mencionar a los pintores impresionistas, tal vez los que de verdad dieron origen a estos cambios, ya que fueron los primeros que dejaron de ver la pintura como una copia fiel de la realidad.
Seguro tiene que ver con esto el uso de la fotografía, poco antes inventada, ya que gran parte de los artistas anteriores habían sido en gran medida retratistas de la historia.
Nos saltamos a 1917, para otro ito que dejo su marca para la posteridad. Se trata del artista Marcell Duchamp, quien expuso en el Museo de Nueva York la obra La Fuente, un urinario. Si un urinario. De los mismos que vemos en los baños públicos y que sirvan para desaguar la orina contenida generalmente por el exceso de alguna bebida.
La idea era, y es, des-contextualizar el concepto del urinario, al exhibirlo en un museo, establecía que la obras de arte ya no eran las mismas hasta entonces. Este hecho, para muchos una aberración artística e intelectual, terminaba con el concepto de "museo" adquirido por siglos, como también el de "obra de arte" pues un urinario como tal desgarraba como nunca antes los principios del arte.
Este hecho dio lugar a lo que llamamos Arte Conceptual. Y es aquí a donde quería llegar ya que esta tendencia o como se la califique sigue tan vigente hasta nuestros días con la añeja y desgastada etiqueta de "arte creativo", a pesar de que estamos próximos a celebrar un siglo desde que el señor Duchamp, en una catarsis incontenible de intelecto creativo, se le ocurrió semejante maravilla que hasta hoy da para vivir a artistas, galerías, galerístas, museos, prensa especializada, y muchas otras entidades que, orgullosos de su rebeldía creativa, siguen por este camino iluminado de su gran maestro.